A México ha llegado el virus COVID-19, y con él comienzan una serie de eventos que van de lo surreal a lo caótico, sin embargo en tanta oscuridad y tiniebla vemos la luz que atraviesa los pequeños huecos que quedan entre tanta rama: Una revolución laboral al más puro estilo digital.
Y es que si no se adoptan medidas de prevención o adaptan a la situación, surgirán demasiados focos de contagio en oficinas y corporativos.
Suena feo, pero México tal vez necesitaba una amenaza de catástrofe para modernizar su esquema de trabajo. Como lo dije, suena feo pero es real.
En los 10 años que llevo como profesionista, siempre he recibido comentarios despectivos hacia mi interés de trabajar 24/7 de manera remota, home office o freelance (al principio fue porque no había de otra, y ahora porque me encuentro más acostumbrada a hacerlo y no me puedo adaptar a una oficina y ser empleada) sin embargo ahora todas esas personas ven este escenario de posibilidades finitas y no queda de otra más que adaptarse o morir.
Este tipo de medidas no son ajenas a personas de otros paises que incluso viajan y hacen su vida normal sin descuidar su empleo utilizando la posibilidad de trabajar desde casa a modo de home office, en éste momento deja de ser un privilegio a ser una prestación la cual debería tener nuestro empleado para sentirse apoyado por la empresa para no dejar sus funciones y seguir trabajando en ello aun en el espacio de su casa.
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